Ella es Ana Martin, componente de Guerreras Running en Murcia, trabajadora, entusiasta y divertida. Hoy nos trae una verdadera historia de superación que te dejará con la boca abierta.
Todo comenzó justo cuando cumplí los
40 años, el 14 de marzo de 2011. “¿Qué hago yo ahora, cómo puedo intentar detener el
paso de un tiempo que destaca, sobre todo, en mi capacidad de reacción, en mis
movimientos?”.
Había acudido a varias carreras por motivos laborales. El buen
ambiente, la gente sana, la alegría y hasta el madrugón del domingo, me gustaron.
Cumplí los 40 y una semana después estaba saliendo a correr. Primero 20
minutos, después media hora… ¡y así hasta conseguir una hora corriendo!
Mi
primer cross llegó dos meses después. 10 kms por delante y todo un reto: saber
si podría dejarme llevar por la marea humana, por cientos de corredores impacientes
por llegar a meta. Testigo de ello mi hija, con tan sólo 9 años, y acompañada por
unos amigos (me daba miedo dejarla una hora sola en las gradas). Nunca olvidaré
la satisfacción de las dos cuando entré en la pista del polideportivo y pasé
por meta.
Menos de tres años después mi
primera media maratón. Enero de 2014 en la Internacional de Santa Pola. Entré
llorando, como no podía ser de otra manera.
Emocionada, entusiasmada conmigo
misma “En noviembre voy a por la maratón”, pensaba mientras corría.
Loca, me llamaban
loca, pero yo sólo estaba loca de amor por el running. Conseguía evadirme, relajarme.
A todos los míos les va mejor si yo corro.
Y llegó el 16 de noviembre de
2014, el maratón de Valencia. Seis meses corriendo y sufriendo, entrenando a
más de 35 grados todo el verano. Pero si había llegado hasta allí, ¿por qué no intentarlo?
La noche anterior estaba todo
preparado, mi entorno mentalizado y el resto, en fin, a buscarlo en el camino.
No me podía creer que allí estuviera yo, a mis 43 años. En dos horas y un
minuto llevaba 22 kms. En tres horas llevaba 32 kms. Iba luchando contra
algunos calambres pero fuerte con mi pensamiento porque psicológicamente me
había preparado para casi todo. En el km 35 pensé que todavía me quedaban 7,
pero el ánimo de la gente me obligaba a seguir y a pensar que ya estaba muy
cerca de la meta. En el km 40, para ser honesta, creí que tenía ante mí los 2
kms más duros de mi vida. “¡No hay dolor, no hay dolor, no queda nada Ana, esto
ya está hecho!”. Miré mi Garmin y vi que llevaba algo menos de 4 horas. Juré
que no miraría más el reloj hasta pararlo a la llegada. Hacia el km 41 vi la
curva de bajada a la zona de meta. Creo que cerré los ojos y recordé el
esfuerzo que había realizado, los entrenamientos y a mis seres más queridos…
Una luz muy intensa me cegaba,
gente de blanco alrededor, el pitido de una máquina junto a mi oído. “¿Dónde estoy?”.
Estaba completamente desorientada.
Una joven médico me preguntaba cosas que no
entendía. Intenté hablar, pero no pude. Empezaron mis ojos a llorar y entonces
me di cuenta de dónde estaba. Miré el Garmin -todavía en mi muñeca- y marcaba
las cinco de la tarde. La última vez que lo vi faltaban escasos minutos para la
una del mediodía.
Pues sí, a falta tan sólo de 1 km
para la tan deseada meta, me desmayé. Y mi cuerpo, sin avisarme ni darme tiempo
a reaccionar, cayó al suelo. Resultado: deshidratación y un día de hospital. Mi
mayor dolor, pensar que nunca correría un maratón.
Pero aquí estoy ahora. Una semana
después inicié poco a poco mi nuevo rodaje. Más duro que antes pero con más
ganas. Caramba, si había llegado al 41, ¿por qué no al 42? Tardé dos meses en
recuperar la velocidad y casi tres en hacer 28 kms seguidos. Pero tenía más
ilusión que nunca por llegar a la meta de la 261 WM en Mallorca. Qué mejor manera
de volver a intentarlo que en una carrera rodeada de historias parecidas, de
mujeres que sufren contra sí mismas y todavía contra los perjuicios de muchas
personas que no entienden tu pasión, pasión por el running, pasión por la vida.
Ana tras llegar a meta en la 261 WM (Recibida por Kathrine Switzer)
Con los 40 comencé a correr y
seis días antes de cumplir los 44 logré finalizar mi maratón, la completa,
aunque yo ya me consideraba una maratoniana. Ochenta corredoras, todas mujeres,
y tres vueltas al mismo circuito, se encargaron de hacer realidad mi sueño.
¿La próxima? El 18 de octubre en
Murcia. Un día antes de que se cumplan dos años de la grave enfermedad de mi
padre y un día antes también del cumpleaños de mi querida hermana, mucho más
luchadora que yo porque sigue integrándose en una sociedad que todavía no la comprende.
Yo se lo que duele una maratón, pero a ellos les duele mucho más la vida. Va
por los dos, va por vosotras amigas. Va por toda la gente que lucha, por la
integración y por mantenernos vivos.
¡NOS VEMOS EN LA MARATÓN DE MURCIA! VAMOS GUERRERAS
Escrito por Ana Martin. La puedes seguir en Instagram (@ana_running)
Si tú también quieres publicar tu historia escribenos a guerrerasrunning@gmail.com
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